36 semanas de embarazo

Cuando estás en la semana 36 de embarazo, el sistema digestivo de tu bebé está listo para la leche materna. Tu panza en crecimiento puede estar ejerciendo presión extra sobre tu vejiga en esta etapa, pero es crucial seguir tomando suficiente agua y mantenerse hidratada. Aprendé cuánta agua deberías beber diariamente y cómo saber si necesitás aumentar tu ingesta de líquidos.

Desarrollo de tu bebé a las 36 semanas.

¡Wow, quizás te estés preguntando cómo pasó tan rápido el tiempo! Sólo quedan 4 semanas para tu fecha de parto y 1 semana hasta que tu embarazo sea considerado a término completo.

Este es el momento para relajarte en el trabajo si estás empleada, o si sos autónoma o estás en casa con tus otros/as hijos/as. Tomarse un descanso en estas últimas semanas realmente ayuda a sentirte física y mentalmente preparada para el parto, y te brinda tiempo para pasar con tu pareja y/u otros/as hijos/as antes de las primeras semanas absorbentes con un recién nacido o recién nacida. No te sorprendas si sentís el impulso de hacer lo que llamamos "nido", limpiando, ordenando y preparando tu hogar para la llegada inminente de tu bebé. Psicológicamente, se siente bien saber que estás preparada (¡especialmente con tu bolso maternal!), pero es muy importante también tomarse el tiempo para descansar y relajarse todos los días, además de practicar técnicas de respiración, meditación e hipnoparto si has decidido hacerlo.

Si te sentís con energía, cocina por adelantado y congela comida para cuando vuelvas a casa después del parto, y asegúrate de tener toallas sanitarias posparto, almohadillas para los senos y cambiadores desechables a mano.

Si estás planeando tener un parto vaginal, intenta realizar masajes perineales a diario, especialmente si es tu primer bebé. Podés aprenderlo de tus profesionales de la salud, usar un dispositivo específico si querés, y ver videos sobre cómo hacerlo de manera efectiva. Este es el momento adecuado para empezar y ayuda a reducir la probabilidad de desgarros o episiotomías durante el parto.

Este es ya el noveno y último mes de embarazo. Sin embargo, es posible que no entres en trabajo de parto hasta mucho después de tu fecha prevista. En un embarazo normal y saludable, el término completo se define desde las 37 hasta las 42 semanas, aunque si tu bebé nace entre las 36-37 semanas, es probable que pueda respirar y alimentarse con normalidad.

Aunque tu panza de embarazo sigue creciendo, es posible que realmente sientas que respirar se hace más fácil a medida que la cabeza de tu bebé se adentra más en la pelvis en preparación para el parto. Esto es menos probable si ya tuviste bebés antes, ya que la cabeza puede descender más tarde. 

Podés experimentar molestias pélvicas y dolor de espalda a medida que esto sucede, así que usá un cinturón de embarazo cuando camines y consulta a un profesional si el dolor es inusualmente severo. No es raro tener una leve hinchazón en manos y pies, pero la hinchazón severa no es normal y debe ser revisada por tu médico/a, especialmente si se asocia con dolores de cabeza, visión borrosa o dolor abdominal severo (estos pueden ser signos de presión arterial peligrosamente alta o preeclampsia).

Como los músculos del suelo pélvico se relajan en preparación para el parto y la cabeza del bebé se mueve hacia abajo en tu pelvis, es probable que orines con más frecuencia e incluso tengas pequeñas pérdidas de orina al toser, reír o hacer ejercicio. Es realmente importante hacer ejercicios regulares del suelo pélvico y buscar ayuda si hay dolor al orinar. Dormir puede ser más difícil; acordate de dormir del lado izquierdo para ayudar a mantener un buen flujo sanguíneo hacia tu bebé, pero no te preocupes si te despiertas en la noche sobre tu espalda o del lado derecho.

Por favor, consultá con tu médico/a si:

• Estás preocupada porque tu bebé se está moviendo menos de lo habitual.

• Tenes dolores de cabeza persistentes o problemas de visión.

• Tus pies/tobillos/manos o cara están notablemente hinchados.

• Experimentás sangrado vaginal.

• Tenes una secreción de color inusual.

• Sentís que rompiste bolsa.

• Sufrís de dolor abdominal severo o contracciones dolorosas y regulares.

• Tenés fiebre/dificultad para respirar o dolor en el pecho.

• Tenés una pantorrilla caliente o hinchada.

Es normal tener contracciones de Braxton Hicks más frecuentes a medida que te acercás al término completo, que algunas mujeres describen como similares a dolores o cólicos menstruales. Sin embargo, si son muy incómodas y ocurren regularmente cada 5 minutos durante más de una hora, o se asocian con secreción acuosa o sangrado, consulta con tu partero/a y hacete revisar.

Conforme tu panza crece y la cabeza de tu bebé desciende más en tu pelvis, notarás algunas molestias pélvicas leves. Intentá descansar, sentate en una pelota de parto al leer o ver televisión y usa un cinturón de embarazo al caminar. Si el dolor se vuelve severo, acude y hacete revisar por tu partero/a.

Es posible que notes un aumento en la secreción vaginal, pero llamá al hospital y hacete revisar si la secreción es acuosa, tiene un olor desagradable, tiene un color verde o gris o si notas cualquier sangrado.

Si los calambres se vuelven muy dolorosos o regulares, andá al hospital y hacete revisar, ya que podrías estar iniciando el trabajo de parto.

Conforme tu panza crece y la cabeza de tu bebé desciende más en tu pelvis, podés notar algo de molestia intestinal leve. Intentá descansar, sentate en una pelota de parto al leer o ver televisión y usa un cinturón de embarazo. La diarrea en cualquier etapa del embarazo no es normal. Si es persistente, severa o se acompaña de fiebre/vómitos o cólicos severos, es posible que necesites ir al hospital para hacerte revisar y rehidratarte.

Intentá evitar la comida para llevar tanto como sea posible y sé muy consciente de la higiene alimentaria al preparar y cocinar alimentos, así como asegurarte de que cualquier carne, pescado, huevos y arroz estén bien cocidos, incluso al recalentar alimentos.

Si tenés mascotas, tratá de no tocar cerca de sus bocas o colas, y lavate bien las manos siempre que pases tiempo con ellas. Además, si tenés hijos/as pequeños/as, no te olvides de lavarte las manos después de cambiarles los pañales

Las náuseas y vómitos no deberían empeorar en esta etapa del embarazo, así que si tenés náuseas severas o persistentes, comunicate con tu profesional de salud para recibir más consejos. 

Acordate de que el aumento del ardor de estómago no es inusual a medida que tu panza crece, así que con todos estos síntomas puede ser útil tener comidas más pequeñas y frecuentes en lugar de una comida completa.

Cada bebé tiene una curva de crecimiento única, que dependerá de diferentes factores como tu edad, etnia, índice de masa corporal (IMC), pareja y pesos de bebés anteriores. En promedio, tu bebé pesará alrededor de 2,5 kg o un poco más en esta etapa. El factor más importante es que tu bebé siga su propia curva de crecimiento en la misma línea/percentil en la que estaba en tus ecografías anteriores.

Es un mito que los bebés se muevan menos a medida que se acerca tu fecha de parto. Tu bebé debería permanecer activo/a y seguir su patrón habitual en cuanto al número de movimientos. Si te preocupa que se esté moviendo menos de lo normal, tomá algo frío y un snack, acostate durante una hora para monitorear los movimientos de tu bebé. Si seguís preocupada, lo mejor es ir al hospital para que te revisen; no lo dejes para el día siguiente, ya que los movimientos del bebé o la bebé son un signo clave de bienestar.

Es muy importante mantenerse activa tanto como tu cuerpo te lo permita, sin cansarte demasiado ni empeorar el malestar de espalda o pelvis. Nadar es una excelente opción, ya que el agua puede aliviar la presión en tu espalda y caderas, y también puede resultar reconfortante. Existe buena evidencia de que el ejercicio regular y mantenerse activa durante el embarazo puede reducir las posibilidades de presión arterial alta, diabetes relacionada con el embarazo y ganancia de peso excesiva en el embarazo. También puede ayudarte a dormir mejor y tener un efecto positivo en tu salud mental. Escuchá a tu cuerpo, pero mantenete en forma y activa tanto como puedas.

En este punto, tu aumento de peso se ralentizará, así que no te preocupes si la balanza apenas se mueve. Mientras el crecimiento de tu bebé y tus controles sean normales, tu bebé siga siendo activo/a y te sientas bien, todo debería estar bien encaminado. Dependiendo de si estabas bajo o con sobrepeso cuando quedaste embarazada, el consejo puede ser diferente en cuanto al aumento de peso, y también si esperas uno o más de un/a bebé. Sin embargo, es importante intentar mantener una dieta saludable, evitar un aumento de peso excesivo y resistir la tentación de "comer por dos".