Control de esfínteres: conquista de autonomía

Lo que necesitás saber:

  • El control de esfínteres es clave en la autonomía física y psíquica. Acompañar este proceso desde lo psicomotor es fundamental para su desarrollo.

  • La retención fecal puede reflejar miedo a perder a los/as padres/madres. Por lo tanto, la construcción de la seguridad afectiva y su reafirmación acompaña asertivamente en el proceso de control de esfínteres.

  • El entorno debe ser paciente y evitar reprender ante accidentes.

  • Estrategias: convertir el baño en un lugar placentero con libros, juguetes y stickers para usar ante cada nuevo logro.

El control de esfínteres es uno de los logros más importantes, junto con el lenguaje, en el registro de autonomía que el niño tiene. Por eso, es fundamental acompañar al niño en la adquisición de este logro en el desarrollo psicomotor. 

El control “del pis y la caca”, en el niño funcionan como un control sobre el propio cuerpo, es un sentido completo del cuerpo y de la autonomía que este va adquiriendo desde los primeros pasos, el lenguaje y el control de los esfínteres. 

En el último tiempo, se volvió común escuchar que dicho proceso debe quedar supeditado al “ritmo madurativo del niño” legitimando que dicho logro se alcance en edades posteriores a las esperadas. Esto, implica retrasar esta adquisición de autonomía por parte del niño, no sólo en lo físico sino también en lo psíquico.  

Cuando el niño se vuelve retentivo, por ejemplo, en la encopresis (retención de materia fecal), muchas veces, esto es un signo y una manifestación del miedo que el niño siente de perder a sus objetos de amor (los padres o cuidadores primarios) de modo tal que, al retener la materia fecal, retienen al “objeto de amor”, porque sienten que, si la dejan salir y la expulsan, pierden a dichos objetos de amor. Esto, da cuenta de la inseguridad del niño ante la posible pérdida. Por lo tanto, la construcción de la seguridad afectiva y la reafirmación de la misma va de la mano del acompañamiento asertivo en el proceso de Control de Esfínteres.  

Los días más importantes en la vida de una persona son los primeros mil días, que están compuestos por los 270 días de gestación, los 365 días del primer año y los 365 días del segundo año. Es en este período, que se vuelve fundamental el cuidado de la seguridad afectiva que construye el niño, para los logros de autonomía posteriores. 

Que un niño pueda controlar esfínteres, da cuenta de que puede experimentar la autonomía de su cuerpo y la seguridad de que no pierde nada y a nadie, al momento de expulsar. Esto impacta directamente en su autonomía psíquica, por lo que se vuelve tan importante acompañar y estimular el desarrollo de esta función y adquisición en el desarrollo psicomotor del niño. 

El control de esfínteres es un hito del desarrollo psicomotor, que se espera entre los dos y los tres años del niño, más-menos. Si supera ese rango etario, cabe la pregunta por el motivo que retrasa la adquisición de dicha autonomía. El control de Esfínteres es parte del desarrollo del psiquismo, por eso es tan importante acompañarlo en esa edad. 

Un niño que entiende y experimenta su autonomía, es un niño que puede empezar a crear y establecer vínculos seguros y afectivos con otras personas, además de sus primeros objetos de amor. Es sumamente importante entender la función del control de esfínteres para el desarrollo psicomotor y psíquico del niño.

¿Cómo acompañar este proceso?

Mostrarles el espacio del baño, como un lugar de seguridad, acompañarlos en los primeros momentos con actividades placenteras durante el tiempo que le lleve al niño explorar la función del baño y los procesos y signos de su propio cuerpo según sea orinar o defecar. Esto se puede realizar con lecturas agradables para el niño, o la presencia de juguetes significativos. También es importante, despedirse del “pis y la caca”, logrando que el niño cargue de sentido positivo al momento y lo experimente como placentero y esperable, disfrutando de su capacidad de logro en la adquisición de este desarrollo.

Para ello, hay que sentarse con el niño el primer tiempo, esperarlo, tenerle paciencia, entender que está aprendiendo, que es un proceso y, como todo proceso, lleva tiempo, presentando muchas veces, avances y retrocesos. Por ello, es importante bajar las expectativas y esperar en ese sentido el ritmo del niño y acompañarlo, no sin estimular dicho logro. 

El niño podrá hacerlo, si al lado hay un adulto que confía en su capacidad de logro, mostrándole la importancia de dejar el pañal y hacer del baño un lugar placentero y no un lugar que se vuelva persecutorio. También es importante no reprenderlo frente a los “accidentes”, no enojarse ni mostrarse decepcionado ya que, estamos hablando de niños de dos a tres años que están aprendiendo a decodificar sus propias emociones y los signos de su cuerpo, además de que se encuentran aprendiendo a decodificar nuestras emociones al acompañarlos en el proceso, que no es más ni menos que un proceso complejo de aprendizaje. 

Muchas veces, funciona tener en la puerta del baño, una hoja en la cual poder pegar stickers que sean de agrado para el niño, y cada vez que logra controlar esfínteres e ir al inodoro, reforzarlo positivamente pegando stickers ante cada logro diario.  

Sucede también, que cuando el niño ya adquirió el control de esfínteres y hay algún suceso significativo como el nacimiento de un hermanito, o una mudanza, o cambios de colegio, o separaciones; el niño vuelve a tener situaciones regresivas que van de la mano del temor a la pérdida. 

Dichas pérdidas, pueden ser leídas como pérdidas de la exclusividad ante el nacimiento de un hermanito, pérdida de un lugar conocido cuando se trata de una mudanza, pérdida del espacio doméstico familiar cuando están en el jardín, pérdida del amor de alguno de los padres en situaciones de separación, o situaciones que pueden despertar el temor a otros tipos de pérdidas. 

Todo ello, genera regresiones en donde el niño se vuelve retentivo, lo que da lugar a los “accidentes”. Por ello, es importantísimo en el control de esfínteres enseñarle al niño que “puede soltar porque no pierde”, y estimular el valor de aprender la función de la presencia, en la ausencia.

 Este logro, se da cuando el niño en edades más tempranas realiza la construcción de la noción de objeto permanente que se traduce también, en la permanencia del objeto de amor, a pesar de su ausencia.  

Es fundamental entender la adquisición del control de esfínteres como la adquisición de autonomía en el propio cuerpo y en el psiquismo.  El control de esfínteres no es solamente un logro psicomotor de autonomía orgánica, corporal y física, sino también un logro de autonomía psíquica.

Cortito y al pie:

¿Como estimulamos el esfínteres?

  • Significando al baño como lugar placentero.
  • Acompañando el momento con libros y juguetes significativos.

  • Contando con una hoja de registro de logros mediante stickers.

  • Convertir ese momento como lúdico y placentero.

  • Entender y estimular el control de esfínteres como logro de autonomía corporal y psíquica.

Para terminar, un pequeño fragmento del relato de un niño en la consulta: 

“Me gusta mi caca porque tiene formas, el otro día hice una tortuga, no sabía que mi cuerpo hacía esas cosas. Cuando se va, la despido porque cuando mamá está conmigo le agarro fuerte la mano, y le decimos: ¡Chau!”

Lautaro, 3 años.

Palabras Claves: Control de esfínteres; Autonomía Física; Autonomía Psíquica; Proceso de Aprendizaje.

AUTOR:

Lic. Aurora Lucero

Psicóloga

MN: 40.608

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