Nutrición infantil adecuada: el niño/a no es un mini adulto/a

Los datos más importantes de esta nota son:

  • Los primeros 1000 días, desde la gestación hasta los 2 años, son esenciales para el desarrollo futuro del niño o la niña.

  • Durante el embarazo es clave una alimentación equilibrada.

  • Después del nacimiento, la lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses es ideal. En algunas situaciones puede no estar el deseo, o bien dificultades en sostenerla, por lo que la mejor opción será ofrecer fórmulas infantiles.

  • A partir de los 6 meses, se incorporan otros alimentos, evitando la sal, el azúcar y los alimentos riesgosos.

Cuando hablamos de nutrición infantil solemos hacer referencia a los nutrientes que niños y niñas necesitan desde el nacimiento hasta el final de su adolescencia para poder crecer y desarrollarse adecuadamente. Pero es mucho más que eso, ya que al hablar de la importancia de la nutrición en la infancia debemos retroceder a lo que sucedió durante el período de gestación. Por otra parte, es necesario tener presente que los hábitos se adquieren a partir de experiencias y conductas repetidas a lo largo de la vida, y asimismo los hábitos alimentarios, en particular, llegan a ser más fuertes cuanto más temprana es su adquisición. En los primeros años los/as niños/as dependen estrechamente de las decisiones de sus cuidadores adultos y, probablemente, de la elección de alimentos que éstos hagan para ellos.

Los primeros 1000 días son importantes para toda la vida

Los primeros 1000 días abarcan desde la gestación hasta los 2 años de vida. Esta primera etapa resulta de gran importancia porque muchas de las decisiones que tomemos en cuanto a la alimentación y la crianza de nuestros/as niños/as tendrán consecuencias a futuro.

La nutrición materna durante el embarazo sentará las bases. Es decir, fomentar una dieta completa, saludable y suficiente en la mamá gestante, evitando la ganancia excesiva de peso, favorecerá la adecuada nutrición del bebé o la bebé. Los controles durante el embarazo son indispensables.

Luego del nacimiento, la lactancia materna es el mejor alimento que un/a bebé puede recibir de manera exclusiva, es decir, sin el agregado de ninguna otra bebida o alimento hasta los 6 meses, y luego acompañando la incorporación de otros alimentos y nutrientes.

La leche humana es un tejido vivo que además de aportar los nutrientes que el/la bebé necesita en esta etapa, aporta sustancias que fortalecen la inmunidad protegiéndolo de ciertas enfermedades como la otitis, diarrea, enfermedades respiratorias, alergias, etc. 

La lactancia requiere de una responsabilidad compartida, con deseos de la mamá y con una familia y entorno que colaboren en que ello pueda llevarse a cabo. 

En algunas situaciones puede no estar el deseo, o bien dificultades en sostenerla, por lo que la mejor opción será ofrecer fórmulas infantiles.

A partir de los 6 meses la alimentación láctea necesita complementarse con otros alimentos para de a poco ir avanzando hasta llegar a la mesa familiar. Es una etapa de conocimiento y exploración de lo que rodea al bebé o la bebé.

A la hora de empezar con alimentos distintos a la leche humana o a las fórmulas infantiles, se deben contemplar las siguientes premisas:

  • Generar un ambiente agradable para el/la niño/a y el/la cuidador/a.

  • Comenzar progresivamente incorporando variedad de alimentos en pequeñas porciones.

  • Ofrecer diferentes texturas y consistencias.

  • Evitar agregado de sal y azúcar a las preparaciones.

  • Ofrecer agua como bebida.

  • Evitar alimentos con forma esférica como lentejas, arroz, aceitunas, tomates cherry (ofrecerlos pisados/cortados).

  • No forzar a completar o terminar la ración servida. 

  • Evitar dispositivos distractores, pues es importante la conexión con los alimentos.

  • Asegurar cocción completa de alimentos como carnes y huevos y evitar la contaminación cruzada.

  • Lavado de manos y superficies.

Niños/as mayores: la familia es la mejor escuela

A partir de los 2 años, el niño ya se encuentra incorporado a la mesa familiar. La alimentación láctea en esta etapa ya no debe ser su principal fuente nutricional, sino que su ingesta debe estar compuesta por alimentos de todos los grupos que se describen en las Guías de Alimentación para la Población Argentina (Ver Imagen). Una característica de esta etapa es que nos encontramos con un/a niño/a deambulador/a, curioso/a, con avidez a la exploración, pero con menor interés por la comida.  Esto se relaciona con las necesidades del niño o la niña en esta etapa. No suele ser un período de rápido crecimiento, por lo que normalmente suelen bajar la ingesta de alimentos, acompañando un crecimiento y desarrollo adecuado. 

Esta desaceleración del crecimiento no significa que no es importante lo que se ofrece al niño o la niña, ya que respetando sus señales de hambre y saciedad resulta significativo ofrecer alimentos de buena calidad nutricional. No debemos “malgastar” esos tiempos de ingesta en alimentos poco saludables como bebidas azucaradas, golosinas, galletitas dulces, que impactan en su saciedad, sino optimizando esos momentos para incorporar nutrientes de calidad. 

Durante esta época niños y niñas aprenden cómo relacionarse con la comida. Los padres, las madres, su familia, sus cuidadores/as siguen siendo el modelo más importante y, por ese motivo, las comidas en familia son claves e incidirán en la forma en que comerán en su vida adulta. 

En niños/as mayores, el ámbito escolar comienza a influir en los alimentos que prefieren y la forma en que los comen. Los alimentos que lleven para la merienda y/o los que compren en la escuela también irán determinando sus preferencias. La familia puede facilitar una alimentación saludable y crear ambientes que promueven el sobrepeso y la obesidad. Los/as adultos/as condicionan la alimentación de sus hijos e hijas por los alimentos que les ofrecen, la forma en la que los preparan y comen, y también por lo que a ellos les gusta comer.

Las rutinas nos ayudan a tener cierto orden en el comer, reduciendo el picoteo o consumo de alimentos fuera de las comidas principales.  Prever lo que se vaya a consumir en casa, también colabora en optimizar las compras, prefiriendo comidas sencillas de elaboración casera, a productos ultraprocesados, o delivery de comidas rápidas.

Puntos claves a tener en cuenta:

  • La forma en que niños y niñas comen es tan importante como qué alimentos consumen.

  • Ofrecer una alimentación completa, variada y saludable que incluya lácteos, vegetales, frutas, carnes magras, cereales y panificados, prefiriendo el agua a otro tipo de bebida y evitando  excesos de alimentos ricos en grasas y azúcares.

  • Si están distraídos a la hora de comer, comen de forma automática, sin reparar en la cantidad. Esto disminuye su capacidad de saber cuándo están llenos y pierden el control del mecanismo de hambre y saciedad.

  • Forzarlos/as a que terminen el plato puede perjudicar la habilidad de controlar el apetito.

  • Evitar ofrecer recompensas por comer o utilizar ciertos alimentos como recompensa.

  • Es un mensaje confuso que no transmite una relación saludable con nuestro hábito de alimentarnos.

  • Fomentar y estimular el aumento de actividad física espontánea.

  • Los/as adultos/as deben acompañar sumándose a la actividad física, generando beneficios para grandes y chicos/as. 

Adolescencia: los hábitos saludables persisten a la vida adulta

La adolescencia implica un período de aumento de las necesidades nutricionales, ya que ocurre un acelerado crecimiento y cambios en la composición del cuerpo. Por otro lado, asumen mayor autonomía, siendo protagonistas de la elección de sus alimentos. Comparten tiempo con sus pares fuera de su ambiente familiar. Todo lo que este “futuro/a adulto/a” lleve a la práctica en cuanto a sus hábitos alimentarios y de actividad física condicionará su estado de salud futura. 

Es clave acompañar con una dieta balanceada, completa y suficiente, capaz de asegurar los nutrientes necesarios evitando complicaciones a largo plazo. 

Puede ser un período que por motivos personales y/o vinculares, o por cuestiones relacionadas al cuidado del medio ambiente, puedan surgir cambios drásticos en la selección de sus alimentos optando por dietas basadas en plantas, o del tipo vegetarianas. En estos casos resulta importante acompañar la decisión asegurando el consejo de un profesional idóneo, para evitar restricciones de nutrientes indispensables para esta etapa. 

La clave es acompañar los cambios y la autonomía evitando riesgos para la salud.

  • Matriz de intervenciones en los 1000 días: revisión y actualización / Adaptado por Julieta Hernández; Contribuciones de Esteban Santiago Carmuega ... [et al.] ; Coordinación general de Paula Gómez ; María Elisa Zapata ; María Eugenia Herrera Vegas. - 1a ed - Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Centro de Estudios sobre Nutrición Infantil -CESNI , 2024. Libro digital, PDF Archivo Digital: descarga y online ISBN 978-987-48306-3-0

  • Guía de práctica clínica sobre Alimentación complementaria para los niños y niñas menores de 2 años. Ministerio de Salud de la Nación. https//bancos.salud.gob.ar/recurso/guia-de-practica-clinica-sobre-alimentacion-complementaria-para-los-ninos-y-ninas-menores

  • Sabores de la infancia 1. UNICEF2019.https://cesni-biblioteca.org/sabores-de-la-infancia-1-alimentacion-en-la-etapa-escolar/

  • Sabores de la infancia II - Alimentación en la etapa escolar. Para niños y niñas de 3 a 12 años. UNICEF 2019. https://cesni-biblioteca.org/sabores2/

  • Lactancia Materna 2022 “Una responsabilidad compartida”. Sociedad Argentina de Pediatría.Julio2022 

Manual para la aplicación de las Guías Alimentarias para la Población Argentina. Ministerio de Salud de la Nación. 2016 https://cesni-biblioteca.org/archivos/nosal.pdf

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