- Te acompañamos en los primeros mil días de tu bebé
- Te acompañamos en los primeros mil días de tu bebé
- Te acompañamos en los primeros mil días de tu bebé
- Te acompañamos en los primeros mil días de tu bebé
- Te acompañamos en los primeros mil días de tu bebé
Mastitis, prevención y tratamientos
La mastitis es una inflamación del tejido mamario que puede estar acompañada de infección, y es una de las complicaciones más comunes y dolorosas de la lactancia materna. La mastitis se puede clasificar en subaguda, aguda o granulomatosa según las manifestaciones clínicas (clínica o subclínica), y puede ocurrir durante la lactancia o no, conocida como periductal.
Suele ser un motivo por el cual las mujeres dejan de amamantar, pero hay soluciones. Como puericultora, considero esencial proporcionar información clara y práctica sobre cómo manejar y prevenir esta afección, ya que tener mastitis no significa poner fin a la lactancia.
La mastitis se caracteriza por síntomas como enrojecimiento, hinchazón y dolor en una o más partes del pecho, a menudo acompañados de cansancio o sensación de agotamiento, fiebre y malestar general. Puede ser causada por un conducto lácteo obstruido, o también una infección bacteriana. Un pezón lesionado, agrietado puede favorecer la aparición de bacterias. La acumulación de leche debido a un espaciamiento inadecuado entre toma y toma también puede ocasionar una mastitis. Una situación de estrés o angustia muy aguda también puede provocar esta afección.
Una consulta muy frecuente es acerca de la mastitis en el inicio temprano de la lactancia, específicamente luego de la bajada de leche, aunque también afecta a muchas mujeres cuyos bebés ya son más grandes, 7 o 9 meses. Es normal que esto suceda ya que son bebés que ya están con alimentación complementaria y quizás toman la teta con un ritmo más aleatorio.
Prevención de la mastitis
La prevención es crucial, en general primero hay congestión mamaria que de no ser tratada a tiempo puede derivar en una mastitis. Los cuadros en lactancia materna pueden cambiar en horas; por lo tanto, para evitar la aparición de la mastitis y sus complicaciones, aquí comparto algunos consejos efectivos:
Mantenimiento de una buena técnica de amamantamiento: asegurate de que tu bebé se prenda correctamente al pecho y que toda el área del pezón y parte de la areola estén en su boca.
Correcto drenaje del pecho: intentá que tu bebé permanezca mamando de un pecho al menos 15 minutos mínimo antes de ofrecerle el otro pecho. Esto ayuda a evitar la estasis de leche que puede llevar a obstrucciones.
Rotar regularmente las posiciones en que le ofreces la teta a tu bebé ayuda a que pueda desagotar todos los conductos.
Evitá la ropa ajustada y los corpiños que comprimen los pechos: la presión excesiva puede bloquear los conductos de leche.
Tratamiento de la mastitis
Si se desarrolla mastitis, es importante abordarla rápidamente para evitar que se transforme en un absceso. A continuación, detallo unos puntos para tener en cuenta:
Continuá amamantando o extrayendo el excedente de leche de forma manual: aunque pueda ser doloroso, mantener el flujo de leche es crucial para la recuperación.
Aplicá calor local antes de las tomas y frío después: esto puede ayudar a aliviar el dolor y la inflamación.
Masajeá suavemente el área afectada: esto puede ayudar a desbloquear los conductos obstruidos.
Mantené una buena hidratación y descanso: la recuperación del cuerpo es fundamental en estos casos. Pedí ayuda a tu entorno porque debés hacer reposo y es un cuadro de mucho dolor y agotamiento.
Uso de antibióticos: siempre es el/la médico/a quien puede recetar antibióticos si se sospecha una infección bacteriana. Los tratamientos con antibióticos deben realizarse al menos 10 días, y de no encontrar una mejoría en las primeras 48 hs. debés volver a consultar con tu médico/a de confianza, ya que seguramente te rotará el antibiótico. Hay mujeres que relatan tener mastitis a repetición, en estos casos es importante aclarar que los tratamientos con antibióticos deben durar entre 10 o 14 días y aunque la fiebre o el dolor hayan disminuido, hay que terminar el ciclo indicado por el/la médico/a. Así evitás reincidir en esta afección.
Por otro lado, hoy es muy frecuente hablar del uso de probióticos, siempre y cuando sean de cepa dependiente, ya que pueden favorecer a evitar este tipo de infecciones. También ayudan a reducir los riesgos asociados a la disbiosis y la resistencia a los antibióticos. Este tema es muy interesante y debe ser el/la médico/a quien informe sobre cuándo conviene consumirlos y cómo. Quiero aclarar que no es lo mismo un prebiótico que un probiótico. Los/as bebés obtienen prebióticos cuando son a través de la leche materna. Existen varios estudios que avalan que el uso de probióticos en el embarazo y durante la lactancia pueden mejorar o prevenir las mastitis infecciosas. Se sigue investigando sobre este tema para poder identificar más cepas y optimizar las dosis y los regímenes de su uso, como siempre, es importante consultar con el/la médico/a de confianza.
A modo de conclusión, podría decir que la mastitis suele ser bastante común, puede y debe ser tratada eficazmente para asegurar que la lactancia continúe siendo una experiencia positiva tanto para la madre como para el/la bebé. La educación sobre las técnicas correctas de lactancia y el cuidado preventivo son esenciales para minimizar el riesgo de mastitis. Siempre es recomendable buscar el asesoramiento de un/a puericultor/a si experimentás dificultades durante el proceso de amamantamiento.
AUTOR:
Florencia Tolini
Puericultora